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Ilustraciones: Domingues, Horacio Los mejores cuentos de magia - 1° ed. -Buenos Aires Arte Gráfico Editorial Argentino S.A., 2008 |
Japón es una isla rodeada de mar y por eso allí siempre hubo pescadores. Hace muchos siglos, a uno de ellos, que era bastante joven y se llamaba Urashima, le pasó algo muy, pero muy raro...
Todo empezó una mañana cualquiera, cuando el muchacho remendaba su red en la playa y desde lejos le llegaron los gritos de unos chicos muy alborotados. Se amontonaban alrededor de algo que había en el suelo y parecían estar tirándole piedras.
Urashima era curioso y por eso dejó la red y el ovillo en el suelo y fue a ver qué pasaba. Cuando llegó, se le estrujó el corazón: en la arena había una pobre tortuga de mar y la estaban maltratando sin piedad.
Indignado, gritó:
-¡Chicos! ¡Por favor, dejen en paz a ese animalito!
Pero el mayor, que era más bien insolente; le contestó:
-La tortuga es nuestra y le hacemos lo que se nos antoja.
Entonces el pescador, sacó unas monedas y propuso:
-Te la compro.
Los chicos aceptaron, se fueron y él se quedó con la tortuga. La levantó con cuidado, le limpió la arena con la mano y, con la manga, la acarició un poco y la llevó al agua. El animal se sacudió, movió las aletas y se sumergió en el mar. Urashima volvió a lo suyo y al rato se había olvidado del asunto.
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